Cómo acelerar el tiempo de obtención de valor en la implantación de su plataforma de fabricación

La implantación de software empresarial se ha convertido en la abreviatura de un proceso largo, caro y arduo que sólo empieza a generar valor tras meses (o años) de preparación e implementación. A nadie le gusta esta realidad, pero las partes implicadas en los proyectos de SaaS empresarial han empezado a aceptarla.

Pero para los fabricantes, los proyectos de TI no pueden realizarse a expensas del tiempo de actividad y el rendimiento de la fábrica. Estas interrupciones hacen que el camino hacia el valor sea mucho más largo y estrecho. Y en una implantación que dura un año o más hay numerosas oportunidades para que las cosas se tuerzan, desplazando los objetivos. En el mundo de los MES tradicionales y otras plataformas de fabricación heredadas, las empresas dependen totalmente del proveedor para hacer las cosas de forma rápida, correcta y completa. Eso es mucho depender de una parte externa.

Antes, los vendedores de plataformas y los responsables de TI excluían por completo a Operaciones de las decisiones sobre software. Pero así se pierde una gran oportunidad: Los operarios e ingenieros son constructores y hacedores. Tienden a saber qué soluciones y métodos responderán mejor a sus necesidades sobre el terreno. Y a menudo serán los usuarios finales de cualquier plataforma que elija la empresa.

Un enfoque moderno de la implantación -y más rápido- presenta la plataforma como una forma de aprovechar la experiencia de los fabricantes sobre sus propios procesos y personal. Las mejores plataformas modernas de operaciones de primera línea utilizan un marco sin código y una interfaz de usuario intuitiva para permitir que los ingenieros y operarios construyan las aplicaciones que necesitan para resolver sus problemas y realizar el trabajo de forma más eficiente. De este modo, la plataforma no es una caja negra, sino una pizarra en blanco.

Y lo que es más importante, este enfoque permite a los equipos de TI y OT colaborar y validar el software a medida que lo despliegan, en lugar de esperar un año o más para enterarse de que el sistema no funcionará como estaba previsto o no satisface realmente las necesidades de la primera línea.

Hoy en día, los nuevos enfoques del software empresarial pueden ofrecer a las organizaciones una forma de empezar a generar valor mucho más rápidamente de lo que permitirían los plazos de implantación tradicionales. Y el elemento más importante que hay que entender aquí es la componibilidad: construir una solución de plataforma bloque a bloque, donde cada bloque constituya una solución contenida para un caso de uso determinado, de modo que pueda empezar a utilizar los elementos que despliegue mientras sigue desarrollando otras áreas.

En la fabricación, esto significa establecer primero sus características y funcionalidades de mayor prioridad, enviarlas a prueba y facultar a sus equipos para que empiecen a utilizar esas características mientras usted pasa a sus siguientes casos de uso importantes.

Esto significa que los proyectos empresariales no son una propuesta de todo o nada, sino que los fabricantes verán el valor ya a las pocas semanas de la implantación. Entonces podrán aplicar lo aprendido al proceso de implantación en otras áreas.

Ahora que hemos establecido que los despliegues de plataformas de fabricación no deberían durar meses antes de arrojar resultados útiles, veamos algunas cifras.

El despliegue típico de un MES heredado lleva alrededor de un año (tiempo durante el cual el proveedor del software no tiene nada que mostrar por el trabajo). Pero eso es para el despliegue inicial; considere también que cualquier cambio en la plataforma, herramientas o funciones adicionales no incluidas de fábrica, o cualquier despliegue futuro en otras instalaciones requieren una cantidad desconocida de tiempo y gastos adicionales.

Además, está la relación entre los gastos de software y los de servicio. Los grandes despliegues de MES heredados requieren una gran inversión en horas de recursos por parte del proveedor para configurar y dar servicio a la plataforma, más costes asociados simplemente a garantizar que el sistema funciona según lo previsto.

Por otro lado, una plataforma moderna de operaciones de primera línea puede producir una aplicación operativa lista para su uso en la planta en un puñado de semanas. Una vez que eso ocurre, el fabricante puede replicar ese proceso una y otra vez para aplicaciones adicionales, aprendiendo sobre la marcha, eligiendo los casos de uso adecuados en función de las necesidades del negocio y de la primera línea, y generando un valor incremental cada vez que se termina otra aplicación.

A partir de ahí, ampliar un despliegue dentro de las instalaciones a más usuarios o casos de uso forma parte del mismo proceso de iteración y mejora continua. Eso también hace que sea mucho más sencillo ampliar la plataforma a nuevos lugares de trabajo.

Podemos señalar varios ejemplos de fabricantes que fueron capaces de generar valor a partir de su inversión en plataformas mucho más rápido que el estándar de la industria.

Una empresa de biotecnología celular y genética pasó de un sistema de registro en papel de 30 páginas a un eBR completo en tres semanas.

Un fabricante de equipos industriales desplegó un MES en tres meses, sin recurrir al equipo de servicios de Tulip . Y una organización multinacional de ciencias de la vida escaló eLogbooks en 15 centros en menos de tres meses.

En menos de seis meses, una empresa de dispositivos médicos implantó un MES validado, incluido el eDHR.

Y en un año -el tiempo que tarda un MES empresarial tradicional en someterse al despliegue inicial- un gran fabricante de herramientas industriales implantó Tulip y lo amplió a 53 centros.

En cada etapa del viaje de implantación de Tulip , las empresas están generando valor: soluciones reales a los problemas a los que se enfrentan sus operadores. Eso se traduce en menos costes iniciales, una menor escasez de recursos informáticos y un mayor éxito general de la plataforma a largo plazo.