En un reciente episodio del podcast Augmented Ops, Lior Susan, un experimentado inversor de capital riesgo muy centrado en la tecnología industrial, ofrece un convincente relato sobre el potencial transformador de la tecnología digital en lo que él denomina "industrias físicas". El debate, titulado "Elpapel del capital riesgo en la transformación digital", explora cómo las nuevas tecnologías no sólo están remodelando empresas o industrias individuales, sino que son un motor crítico para el crecimiento económico mundial.
Mientras Susan describe el papel desempeñado por el capital riesgo en el impulso de la innovación en este sector, arroja luz sobre cómo la transformación digital de industrias como la fabricación, la logística y la agricultura puede catapultar el PIB mundial, subrayando el papel fundamental de la tecnología para dirigir el mundo hacia un futuro más próspero y sostenible.
La brecha digital en las industrias físicas
Susan destaca el enorme potencial sin explotar que existe en sectores que forman el grueso de la producción económica mundial. "Más de 80 billones de dólares es lo que voy a categorizar como las industrias físicas o industrias industriales", afirma, "y esas industrias que llevan más del 80% del PIB mundial, simplemente no han tenido la transformación digital todavía".
Estas industrias han tardado notablemente en adoptar la transformación digital, un hecho que Susan atribuye a un enfoque histórico en los avances informáticos a expensas de la tecnología operativa. Esta discrepancia a la hora de priorizar la digitalización es una brecha que, de salvarse, podría lanzar una nueva era de prosperidad económica.
La necesidad del aumento frente a la automatización pura
Aunque la necesidad de transformar estas industrias es evidente, sigue habiendo una gran aprensión sobre cómo se verán afectados los trabajadores que durante tanto tiempo han sido esenciales para este sector. Sin embargo, como señala Susan, el verdadero poder de la tecnología no reside en sustituir a las personas, sino en aumentar sus capacidades.
Este cambio de paradigma de la automatización pura al aumento es fundamental para liberar el verdadero potencial de las industrias. Al dotar a los trabajadores de primera línea de herramientas digitales, las empresas no sólo mejoran la productividad, sino que fomentan un entorno en el que el ingenio humano se complementa con la eficiencia tecnológica.
Lo que él considera "el paso de la automatización pura en el sentido clásico al aumento" pone en primer plano la necesidad de replantearnos nuestro enfoque de las operaciones industriales, considerando la tecnología como una forma de potenciar a los trabajadores de primera línea, en lugar de sustituirlos por completo. Para el éxito de iniciativas como ésta es fundamental la integración de las tecnologías de TI y OT.
Susan sostiene que fomentar una relación colaborativa y sinérgica entre TI -cuya preocupación ha sido tradicionalmente la seguridad y el cumplimiento- y OT -cuya responsabilidad es resolver problemas en las operaciones- es esencial para el éxito de la transformación digital. No se trata sólo de automatizar los procesos, sino de permitir el acceso a los datos a través de los sistemas para resolver problemas que abarcan tanto las operaciones como los procesos empresariales de más alto nivel. Esta integración es la piedra angular de un panorama industrial más ágil que pueda adaptarse rápidamente a las demandas cambiantes y a los retos inesperados.
Construir un ecosistema abierto para permitir la transformación a escala
Los comentarios de Susan no sólo ponen de relieve el impacto transformador de las tecnologías digitales en las empresas individuales, sino que también se extienden al objetivo más amplio de remodelar sectores enteros. Susan imagina un futuro en el que los principios de la transformación digital no se limiten a casos aislados de innovación, sino que se conviertan en la fuerza motriz de sectores enteros.
Susan cree firmemente que para lograr un crecimiento económico mundial significativo, la transformación digital debe ir más allá de los límites de las empresas individuales para abarcar industrias enteras. Esta transformación a gran escala no es sólo un camino hacia la prosperidad económica, sino también un imperativo estratégico para garantizar que las industrias sigan siendo competitivas y relevantes en un entorno económico cada vez más competitivo.
Sin embargo, para que esa visión transformadora se haga realidad, Susan sostiene que es vital un ecosistema tecnológico colaborativo. Los productos de los distintos proveedores deben ser interoperables entre sí para que las empresas puedan construir su pila tecnológica con las tecnologías que mejor se adapten a sus necesidades operativas únicas.
"Creo que el ecosistema no es algo fácil", afirma. "Es realmente difícil [formar una conexión] entre diferentes empresas que [se] centran en diferentes aspectos de la cadena, y [descubrir que] mágicamente, todo funciona a las mil maravillas".
Por el momento, las lagunas en la conectividad nativa entre varios sistemas las cubren los integradores de sistemas, pero según Susan, "el software se comerá una gran parte de esa integración de sistemas. Y creo que se podrán simplificar muchas cosas con el software".
Como afirma Susan, la creación de un ecosistema cohesionado es un reto, aunque esencial. Requiere un esfuerzo colectivo para desarrollar normas, diseñar arquitecturas abiertas e integrar diferentes tecnologías para garantizar que la innovación no se vea limitada por el jardín amurallado de ningún proveedor. Aunque Susan acepta que su visión de la transformación de toda la industria es ambiciosa, a medida que más y más vendedores de tecnología adopten la idea de ecosistemas y arquitecturas abiertas, el futuro de la transformación digital en las industrias físicas parece prometedor.
El papel del capital riesgo en la transformación digital
Eche un vistazo al episodio completo del podcast para obtener más información práctica sobre cómo impulsar la transformación digital.