Mejorar la eficiencia sin comprometer la artesanía

En una reciente entrega del podcast Augmented Ops, tuvimos la oportunidad única de escuchar a Joachim Hensch, la mente detrás de la transformación digital del mayor centro de producción de Hugo Boss en Izmir, Turquía. El episodio, titulado "De sastre a tecnólogo: Un viaje de transformación digital", arroja luz sobre la trayectoria de Hensch, que pasó de ser un sastre que trabajaba con un proceso de producción de flujo único a convertirse en un líder de la transformación digital en la industria de la confección. Su historia no es sólo un viaje inspirador, sino un modelo de cómo los fabricantes pueden transformar su proceso de producción combinando la artesanía tradicional con las herramientas digitales modernas.

Las reflexiones de Hensch revelan los profundos retos a los que se enfrenta la industria de la confección, en particular el difícil equilibrio entre preservar el arte de la artesanía y abrazar la necesidad de la transformación digital en un sector de la economía mundial tan intensivo en mano de obra.

Hensch comenzó su carrera como sastre a medida, donde cada puntada y cada corte eran un testimonio de la habilidad del artesano. "Empecé como sastre por mi cuenta y siempre quise tener mi propia sastrería en 1984, así que bastante dinosaurio, por así decirlo", explica Hensch. "Y luego, estando en la industria, sentí que era una buena oportunidad también para ser creativo a escala". Esta temprana experiencia moldeó profundamente su enfoque del liderazgo industrial.

Como explica Hensch, su transición del taller a un puesto en la dirección no le despojó de sus raíces artesanales. Al contrario, le permitió ver el potencial de las herramientas digitales para mejorar la esencia misma de la artesanía en la producción a gran escala.

Una parte crucial de la estrategia de Hensch fue dotar a los trabajadores de primera línea de herramientas digitales, que se convirtieron en fundamentales para la transformación de la organización.

La clave de esta transformación fue la introducción de 1.600 tabletas -una para cada trabajador- que les permitieron interactuar de forma más directa y eficaz con el proceso de fabricación. Esta primera incursión en la digitalización mejoró significativamente la experiencia del operario de primera línea en lo que hasta entonces habían sido los aspectos más mundanos del trabajo, dando lugar a un sistema de producción mucho más eficiente.

Por ejemplo, el proceso de seguimiento de los paquetes, que antes implicaba teclear una larga cadena de números en un sistema independiente, se simplificó a unos pocos toques en la pantalla de la tableta. Hensch también introdujo una aplicación de mensajería personalizada, similar a un canal de Twitter, para mejorar la comunicación y la conexión entre los operarios de primera línea y los directivos de la fábrica.

Como explica Hensch, "De repente recibieron felicitaciones y deseos de cumpleaños. Recibieron invitaciones para cursos de formación. Recibían información sobre el tipo de hilo de color que necesitarían. Cuando la máquina se estropeaba, tenían un botón que pulsar y el mecánico venía en unos cinco minutos".

En palabras de Hensch, "es duro, pero es así. La gente no cambia su vida si no es más fácil o si aumenta su salario". A diferencia de muchas concepciones populares de lo que implica la Industria 4.0, su perspectiva subraya la importancia de un enfoque centrado en el ser humano que alinee el avance tecnológico con los beneficios directos que puede ofrecer a la mano de obra. Al situar a sus trabajadores en el centro de la transformación digital, los fabricantes pueden garantizar que estos esfuerzos sean inclusivos y gratificantes para todos los implicados.

Este enfoque no sólo mejoró la eficiencia operativa, sino que también aumentó la satisfacción de los trabajadores y el bienestar financiero. Es un testimonio de la idea de que integrar con éxito las tecnologías digitales en la fabricación puede conducir a un escenario en el que todos ganan: impulsar la productividad al tiempo que se enriquece la experiencia laboral de los operarios de primera línea.

La estrategia transformadora de Joachim Hensch en Hugo Boss ofrece una profunda lección para la industria manufacturera en general: El verdadero poder de la transformación digital reside en su capacidad para mejorar las capacidades humanas, no sólo para automatizarlas. Esto es fundamentalmente diferente del enfoque típico promovido por muchos líderes de pensamiento de la Industria 4.0, que sitúa la automatización total, o una "fábrica de luces apagadas", como el pináculo de una transformación digital exitosa.

La experiencia de Hensch ilustra que cuando se equipa a los trabajadores con herramientas digitales que aumentan las habilidades que han perfeccionado a lo largo de años de experiencia, en lugar de sustituirlas mediante la automatización pura y dura, toda la operación se vuelve más eficiente, sin sacrificar la artesanía que distingue a sus productos.

Este enfoque de la transformación digital centrado en el ser humano resuena profundamente en la industria manufacturera, donde cada vez se reconoce más la necesidad de equilibrar los avances tecnológicos con la capacitación de la mano de obra. Alineando las iniciativas digitales con las necesidades y capacidades únicas de los trabajadores, como hizo Hensch, las industrias no sólo pueden impulsar la eficiencia, sino también fomentar una mano de obra más comprometida y motivada.

El viaje de Hensch de sastre a líder de la transformación digital pone de relieve la importancia de respetar las habilidades únicas de los trabajadores, como la artesanía experta, al tiempo que se abraza el cambio y se aumentan sus capacidades con herramientas nuevas y digitales. Para que la transformación digital tenga éxito, los fabricantes no deben limitarse a mejorar la eficiencia a toda costa, sino hacerlo de forma que se capacite a las personas que fabrican los productos. Su historia es una que sirve para inspirar a los fabricantes - instándoles a seguir innovando y empujando los límites de lo que es posible en las operaciones de primera línea, sin dejar de ser coherentes con sus valores y manteniendo a sus operadores de primera línea en el centro.